Vida moderna de la antigua Heliópolis – por Jimmy Dunn
El antiguo Heliópolis se encuentra en el extremo noreste del Cairo mayor en un distrito conocido como Mataria o Matariya. Durante años, por su alejada localización no era frecuentado por turistas. En efecto, lo más interesante que podÃa ser visitado era un un Obelisco de granito rojo, que pertenecÃa a Senusret I (seguramente la más antigua Egipto, la cual originalmente se encontraba con su gemelo del Templo de Amón), algunas tumbas en la zona y para los exploradores cristianos, en las inmediaciones podrán encontrar el árbol de la SantÃsima Virgen. Hoy en dÃa, el Consejo Supremo de Antigüedades (SCA) se encuentra en proceso de desarrollar el sector, lo que seguramente hará de éste un espacio con mayor afluencia turÃstica.
No fue sino hasta el periodo del actual presidente de la SCA, Zahi Hawass, que se comenzó a prestar una especial atención a esta locación. Durante la época faraónica, el antiguo On - y posteriormente conocido por los griegos como Heliópolis, era el centro del culto solar, un centro religioso y tal vez una de las tres ciudades más importantes del antiguo Egipto. Heliópolis fue el hogar de Ra, el dios sol, asà como Atum, al tiempo que fue considerado como el punto del cual la creación del mundo inició. En este lugar existÃa un gran templo del sol que posiblemente habrÃa hecho parecer minúsculo el gran Templo de Amón en el complejo de Karnak en Luxor (antigua Tebas).
Mapa del área del antiguo Heliópolis (arriba)
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Por ejemplo, sabemos gracias a algunos registros de las dimensiones de los muros del recinto principal en el templo de Heliópolis. Estos generalmente, tomaban la forma de un trapecio de unos 1.200 metros de oeste a este, y 1.000 metros de norte a sur.
Aunque algunos fragmentos aun se conservan, éstos eran bastante apreciados al momento de la expedición francesa, incluso en 1898, algunas secciones de estas paredes se encontraban todavÃa de pie a unos diez – doce metros de altura. Se sabe también que gracias a la estela funeraria de un cierto Djedatumiufankh ubicada no muy lejos del lugar, que el espesor de las paredes era excepcional para un sitio SaÃta. En este texto autobiográfico, se mencionan dimensiones de alrededor de 15,6 metros de espesor. Ahora considera que las paredes externas del templo de Amón en Karnak sólo miden 480 por 550 metros, y ni siquiera tenÃan doce metros de espesor.
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Por desgracia, el templo en toda su extensión desapareció hace mucho tiempo, y la posterior expansión urbana del Cairo ha envuelto casi todo lo pudo haber quedado. De hecho, la ciudad fue incendiada, probablemente por el conquistador persa Cambises, y según el historiador griego Estrabón, se encontraba en ruinas para el año 24 antes de Cristo.
No fue sino hasta la década de 1950 que el Departamento de Antigüedades encargó a un alemán en principio levantar el obelisco en este lugar. Posteriormente, a mediados de la década de 1970, se continuaron los esfuerzos por mejorar los alrededores del obelisco asà como las inmediaciones del Ãrbol de la Virgen, sin embargo el lugar continuaba con una carencia de rutas de acceso lo que dificultaba el tránsito de turistas, hasta que un nuevo puente fue construido sobre la estación de tren que separa El Cairo de Matariya.
Aun asÃ, el sitio continuó recibiendo poca atención hasta que, en 1993 mientras se llevaba a cabo la excavación de un sistema de cimentación y drenaje para una casa nueva cerca del obelisco de granito, un conjunto de estatuas de piedra caliza, granito y sarcófagos fueron encontrados. Su tamaño y decoraciones sugerÃan su carácter real o perteneciente a funcionarios de muy alto rango de de la dinastÃa 26 en el periodo SaÃta, contemporánea a la tumba de Baneshi, el gobernante saÃta del Bajo Egipto (595-589 aC). En aquel momento, estos artefactos fueron limpiados y arreglados en un pequeño museo al aire libre relativo al obelisco.
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En 2001, otro descubrimiento fue realizado cuando una solicitud para una inspección arqueológica fue hecha antes de construir otra casa. Esta investigación desembocó en el descubrimiento de la tumba de WAJA-Hur, un reconocido constructor y arquitecto de la DinastÃa 26. Esta era una tumba bastante elaborada que constaba de dos largos pasillos que conducÃan a tres cámaras funerarias. La tumba estaba desprovista de elementos caracterÃsticos de un rito funerario, excepto por 29 figuras shawabtis que llevaban el nombre del dueño de la tumba. Sin embargo, la tumba estaba decorada con los textos funerarios y relieves de colores, pero porque se encontraba a unos 10 metros bajo el nivel del suelo, se inundó parcialmente. Desde entonces, se han hecho esfuerzos para proteger esta tumba de las aguas subterráneas y restaurar sus murallas. De hecho, la tumba fue reconstruida en un lugar seco y sobre el nivel del agua subterránea al tiempo que alrededor de ésta fue desarrollado un nuevo museo al aire libre.
Lugar donde se ubicó el museo al aire abierto, en construcción
AquÃ, podrán encontrar un recorrido turÃstico que comienza en el coloso, conduce a la tumba de Baneshi y la colección de sarcófagos de granito; a continuación se dirigen hacia la tumba .de WAJA-Hur. Fuera del museo los visitantes son guiados hacia el árbol de la Virgen, un plátano que se dice fue plantado en 1672 sobre uno más viejo. Según la Tradición cristiana cóptica, la Sagrada Familia en su viaje a través de Egipto descansaba debajo de este árbol después de cruzar el desierto, y sigue siendo un lugar de peregrinación. Los visitantes terminarán su aventura en el ahora famoso obelisco.
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El museo incluye varios cuadros, estatuas y fragmentos de un obelisco que perteneció a Tutmosis II pero superpuestas por inscripciones de Ramsés II, asà como objetos que llevan los nombres de Amenhotep II, Tutmosis IV y Amenhotep III. Aquà se puede encontrar El Naos tallados en cuarcita roja de Tutmosis II de la cantera de Gebel Ahmar. Entre otros objetos podrán encontrar a los pies del obelisco de Sesostris, la parte superior de un obelisco de cuarcita pequeño que parece llevar el nombre de Teti, faraón de la dinastÃa sexta de Egipto. Podrá de igual forma encontrarse la base de un gran obelisco in situ, junto con unos pocos bloques de granito, que presumiblemente pertenecÃan a la DinastÃa 18. En la esquina sureste del parque museo puede encontrarse otro pequeño museo con otros objetos más pequeños.
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Casi la mitad de los obeliscos que fueron llevados a Roma provenÃan de Heliópolis, y se dice que el hogar de los emperadores y los papas en algún momento contó con hasta cuarenta y ocho obeliscos. La antigua Heliópolis debió haber sido un lugar maravilloso, situado en un lugar afortunado en algún momento por su gloria pero lamentable por su precaria preservación.
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